Lunes 17 de diciembre de 2007.
“Mis cuentos no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la conciencia, ésta también me es desconocida”.
Felisberto Hernández. 1955.
Esta premisa no escapa del cuento “Nadie encendía las lámparas”; una narración que comienza con la expectativa más común que pueda tener cualquier lector: esperar el inicio, el desarrollo y el desenlace de la historia. Pero, al terminar de leer, nos damos cuenta que fue un engaño, al menos para quienes esperábamos lo contrario.
Este engaño o falta de..., se denomina “extrañamiento poético”. El término lo introdujo el escritor Viktor Šklovskij para teorizar el formalismo ruso, otros autores lo llaman “singularización”.
Šklovskij dice que el extrañamiento parece una adivinanza, esto se puede evidenciar en la obra de Hernández, desde el principio empezamos a crear historias paralelas, por ejemplo, con la mujer de la melena ondulada quizás pudimos pronosticar que terminaría una historia de amor, al estilo hollywoodense, pero simplemente nada pasa en ningún momento. Se nos rompe la esperanza de densidad que vaticinamos al principio.
Hernández, al convertir lo tradicional en extraño, con esta forma de contar las cosas, tal vez buscaba una percepción estética, más allá de otorgarle un significado; ya que en “Nadie encendía las lámparas” no tenemos un esquema de significados y relaciones lógicas, sino más bien un efecto de transición desde que el personaje comienza con los cuentos hasta que termina la escena. Este efecto hace que su estilo se convierta en arte más que en lógica. La escritora Rocío Arenas Carillo dice que: “El extrañamiento parte de la concepción que la dificultad y duración de la percepción de la obra artística debe prolongar sus efectos y, para ello, es necesario crear una percepción particular del objeto, crear su visión y no su reconocimiento.”
El mismo Felisberto Hernández habla de “la explicación falsa de sus cuentos” y los define como una planta, que no sabe cómo hacerla germinar, ni cómo cuidar su crecimiento, sólo desea que tenga “hojas de poesía o algo que se transforme en poesía si la miran ciertos ojos”.
Felisberto Hernández. 1955.
Esta premisa no escapa del cuento “Nadie encendía las lámparas”; una narración que comienza con la expectativa más común que pueda tener cualquier lector: esperar el inicio, el desarrollo y el desenlace de la historia. Pero, al terminar de leer, nos damos cuenta que fue un engaño, al menos para quienes esperábamos lo contrario.
Este engaño o falta de..., se denomina “extrañamiento poético”. El término lo introdujo el escritor Viktor Šklovskij para teorizar el formalismo ruso, otros autores lo llaman “singularización”.
Šklovskij dice que el extrañamiento parece una adivinanza, esto se puede evidenciar en la obra de Hernández, desde el principio empezamos a crear historias paralelas, por ejemplo, con la mujer de la melena ondulada quizás pudimos pronosticar que terminaría una historia de amor, al estilo hollywoodense, pero simplemente nada pasa en ningún momento. Se nos rompe la esperanza de densidad que vaticinamos al principio.
Hernández, al convertir lo tradicional en extraño, con esta forma de contar las cosas, tal vez buscaba una percepción estética, más allá de otorgarle un significado; ya que en “Nadie encendía las lámparas” no tenemos un esquema de significados y relaciones lógicas, sino más bien un efecto de transición desde que el personaje comienza con los cuentos hasta que termina la escena. Este efecto hace que su estilo se convierta en arte más que en lógica. La escritora Rocío Arenas Carillo dice que: “El extrañamiento parte de la concepción que la dificultad y duración de la percepción de la obra artística debe prolongar sus efectos y, para ello, es necesario crear una percepción particular del objeto, crear su visión y no su reconocimiento.”
El mismo Felisberto Hernández habla de “la explicación falsa de sus cuentos” y los define como una planta, que no sabe cómo hacerla germinar, ni cómo cuidar su crecimiento, sólo desea que tenga “hojas de poesía o algo que se transforme en poesía si la miran ciertos ojos”.
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