lunes, 13 de abril de 2009

Cotidianidad



Martes 29 de julio de 2008.


Betania se despertaba diariamente pensando en cómo cambiar su vida. La cotidianidad le restaba importancia a su existencia. Un día fue a la plaza cerca de su casa, se sentó en una banca e hizo una lista de cosas que podía realizar para darle color a su paso por la tierra. La lista rezaba lo siguiente:

-Iré a un basurero y comeré los desperdicios que encuentre.
-Me raparé el cabello y me tatuaré la cabeza.
-Venderé mi cuerpo al primero que esté dispuesto a pagar.
-Entraré a la tienda de la esquina y robaré la cartera que quiero desde hace tiempo.
-Gastaré la mitad de mi quincena en billetes de lotería.
-Me haré un pearcing en el clítoris.
-Le romperé los vidrios del carro a la vecina que tanto odio.
-Comeré todo lo que pueda y vomitaré hasta convertirme en bulímica.
-Haré un video porno y lo publicaré por Internet.
-Golpearé a quien me mire feo en la calle.
-Entraré a los restaurantes más caros, comeré de todo y me iré sin pagar.
-Me embriagaré cuatro veces a la semana todas las tardes, el resto de los días cumpliré las actividades de la lista en perfecto estado.

Cuando Betania terminó de hacer la lista se le acerca un hombre y le pregunta:
-Disculpe señorita ¿Está ocupada? ¿Puedo sentarme a su lado?

Betania sorprendida por el acercamiento del individuo le responde:
-Estoy ocupada. ¡Váyase!

El hombre con cara de retador le dice:
-¿Y qué tan ocupada puede estar en este subdesarrollo? ¿Acaso tiene algún oficio? Porque que yo sepa, aparte de sobarse la barriga, leer periódicos viejos y chismear con los vecinos, aquí nadie hace nada más.

Betania, ya molesta por la insistencia del hombre le contesta:
-Mire señor, justo ahora estoy a punto de romper mi cotidianidad y no creo que quiera estar cerca.

El hombre inmediatamente le dice:
-Fíjese que yo también la estoy empezando a romper.

Después de eso se escuchó un fuerte ruido. El hombre siguió su camino y al cabo de unos segundos comenzó a correr

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