lunes, 13 de abril de 2009

Me fui sin saber

Lunes 26 de mayo de 2008.

Unas uñas rasgaban mi cuerpo, unas manos apretaban mi cuello, no podía gritar, y casi no podía respirar. De pronto sentí correr por mi espalda un líquido que me olió a sangre, me asusté. Abrí los ojos y no vi a nadie. Fui a la cocina, tomé agua, pero ésta no saciaba mi sed. Volví a la cama, cerré los ojos, intenté relajarme y me quedé dormida. Al rato desperté y vi mucha gente alrededor, vestida de negro y orando en mí nombre. ¡Que buena vaina, morí y no supe cuando!

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