Lunes 10 de marzo de 2008.
-Espejito espejito ¿Quién es la más bonita?
-Tú mi amada reina.
-¡Oh! Gracias, lo se.
-Espejito espejito ¿Quién es la más bonita?
-Tú mi amada reina.
-Gracias, lo se.
-Espejito espejito ¿Quién es la más bonita?
-Hay otra más bella que tú en el bosque mi amada reina.
Con esta conversación comenzó su desgracia y la mía.
No es fácil. Miles de perfiles, y una personalidad.
Que injusto que todos puedan mentir y mentirse, y yo siempre traduciendo lo más parecido al cielo.
Es de mala suerte cuando mi vida se desmorona, pero no pasa lo mismo cuando desmorono vidas.
Me acostumbré a presenciar los actos más desvergonzados y falsos; y sólo me queda callar.
Veo las formas más deformes, y los ridículos más naturalizados y me obligo a sonreír.
Tengo que escuchar las historias más fachosas sin que nadie pueda escuchar las mías tan sugestivas.
Me han manchado con colores apasionantes, por amor o por dolor.
Se burlan de mí como si lo mereciera después de tantos años.
Han quitado vidas gracias a la mala suerte que da mi cuerpo hecho pedazos.
Me atribuyen personajes, conciencias y palabras que no conozco ni he pronunciado.
Han hecho de mi una vulgar meretriz que todo lo aguanta.
Pero hay algo que me atribuyen y es lo único que puede avalar mi orgullo y mi razón de ser: gracias a mí el mundo se consume como un pecado.
Me desperté y vi mi cuerpo ultrajado, manchado, deforme, mutilado, rayado, quemado, tal como el espejo que me había soñado, pero supe que estaba viva.
Gracias.
-Tú mi amada reina.
-¡Oh! Gracias, lo se.
-Espejito espejito ¿Quién es la más bonita?
-Tú mi amada reina.
-Gracias, lo se.
-Espejito espejito ¿Quién es la más bonita?
-Hay otra más bella que tú en el bosque mi amada reina.
Con esta conversación comenzó su desgracia y la mía.
No es fácil. Miles de perfiles, y una personalidad.
Que injusto que todos puedan mentir y mentirse, y yo siempre traduciendo lo más parecido al cielo.
Es de mala suerte cuando mi vida se desmorona, pero no pasa lo mismo cuando desmorono vidas.
Me acostumbré a presenciar los actos más desvergonzados y falsos; y sólo me queda callar.
Veo las formas más deformes, y los ridículos más naturalizados y me obligo a sonreír.
Tengo que escuchar las historias más fachosas sin que nadie pueda escuchar las mías tan sugestivas.
Me han manchado con colores apasionantes, por amor o por dolor.
Se burlan de mí como si lo mereciera después de tantos años.
Han quitado vidas gracias a la mala suerte que da mi cuerpo hecho pedazos.
Me atribuyen personajes, conciencias y palabras que no conozco ni he pronunciado.
Han hecho de mi una vulgar meretriz que todo lo aguanta.
Pero hay algo que me atribuyen y es lo único que puede avalar mi orgullo y mi razón de ser: gracias a mí el mundo se consume como un pecado.
Me desperté y vi mi cuerpo ultrajado, manchado, deforme, mutilado, rayado, quemado, tal como el espejo que me había soñado, pero supe que estaba viva.
Gracias.
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